Toma una Ruta

Otras Rutas

El viaje es uno, pero las rutas son múltiples. Siempre podemos nutrirnos de todo lo que encontramos en nuestro tránsito, porque incluso la carencia es alimento para el crecimiento del alma. Inevitablemente, nos encontramos con elementos transformadores y, aunque a veces parezca que hemos vuelto al principio —y puede que así sea—, nunca seremos los mismos que fuimos ayer. Seguimos siendo parte de una misma esencia, y en ello reside la paradoja: no importa encontrarle explicación o resolución. Como dice Kavafis: «Ítaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino»

He aquí algo que surge en mi viaje a Ítaca…

Itaca

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

Poema de Konstantino Kavafis

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