Viaje con el Tarot

Por lo general cuando se habla de Tarot la primera imagen que se viene a la mente, es una hechicera, gitana o maga leyendo el porvenir, alguien que utiliza un mazo de cartas para adivinar la suerte de quien lo consulta, lo que le espera en el futuro, pero sin despreciar ese uso que mayormente se le da, el Tarot es mucho más, yo diría que es el hilo de Ariadna que te ayuda a viajar en el Laberinto, pues su carga simbólica es una herramienta que traduce lo que viene del inconsciente  y no conoce el lenguaje racional sino intuitivo.

El inconsciente es espectro que está velado, la contraparte de lo que claramente podemos racionalizar, nombrar, definir y estructurar; el inconsciente es algo que está allí pero no hay manera de definirlo o conceptualizarlo, para llegar a él se requiere un viaje que para muchos es entrar a un laberinto, viajar al inframundo, adentrarse al bosque … y cuando regresamos intuimos un cambio pero no podemos definirlo.

El símbolo es el lenguaje del inconsciente, a través de él podemos traer como un reflejo, no necesariamente muy claro, lo que en el inconsciente encontramos; y el Tarot, con su riqueza simbólica es una herramienta que nos permitirá acceder a esa información que no conoce de estructura consciente racional, pues cada carta despertará en cada individuo pequeños mecanismos emotivos, sensoriales, conectivos y darán forma a un reflejo de su inconsciente.

Y esta es la ruta que quiero compartir en este espacio, la ruta simbólica del Tarot para explorar nuestro inconsciente, tirar ese hilo que une lo profundo e interno con el exterior, y que al final puede ser un camino sanador.